Como piedras pulidas el agua cae del cielo
y el viento calcina su aliento por entre los poros putrefactos
de una colmena de hombres desesperados hacia el trabajo.
Olvidaste el paraguas en la mañana,
olvidaste la chaqueta y la bufanda
y mientras tus calectines húmedos, se humedecen aún mas,
reprochas tu suerte, reprochas tu mala suerte.
Acaso tienes frio?
Acaso te atreves a tener frio?
Tú, que cómodo llegas a casa y hay una cena esperándote,
mientras en aquella misma esquina
en donde pateabas piedras hacia los charcos
casi yace una criatura ancestral
de gruesa piel acostumbrada al frio
de gruesa piel, escudo de humillaciones
como una bestia devorando desechos,
como una bestia absorviendote con la mirada
en una busqueda desesperada por calor.
Ayúdalo...
