y a los cinco años el padre y la madre
lo amarran en el salon
donde la abuela teje el destino.
La madre sostiene los pies
de la cabeza se ocupa el padre
quien escupe palabras sutiles:
"Si eres Artista Moriras de Hambre".
Con manos celestiales
moldea las palabras la madre
ahora son clavos, estacas
sobre la idea del viejo padre.
La frente a las tablas viejas
la nuca apuntando el techo
las palabras se clavan dolorosas
intransigentes, como balas.
Ya esta hecho, dice el padre
¡es un niño hecho y derecho!
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