20 abr 2013

Sexo


Desgarro la piel fina que cubre la realidad como una cortina,
no importa la sangre, ni los coágulos, ni las venas rotas,
no importa el hueso, el misántropo aire de simpatía,
pues tu sombra tras la cortina me llamaba, me llamaba nene,
es ahora solemne el segundo que me mal influencia,
a atraparte en-venado, cariño, soportas mi acidez.
Y yo soporto el tentáculo vivo entre las piernas,
inmiscuyo la sórdida realidad, pero real, nene,
nada pendiente, todas las cuentas pagadas,
todos los brazos enredados entre todas las piernas (cuatro)
(y cuatro brazos).
No hay espacio para más, en este charco de sangre,
en este revuelo de ideas que son y no son,
nos embarcamos felices hacia la lejana Isla de la existencia.
La puta existencia
La divina existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario