5 ago 2016



Dispersamente miro manos y lineas del tiempo,
busco la forma de hacerme pequeña,
creí haber visto algo revelador,
puede ser nada más que grasa para cuero.

Mi cabeza está a tres dedos de tus ojos,
demasiado cerca,
abrasadora realidad.
¿O estoy en un bosque de robles,
jovencitos,
alarmada con su vaivén ventuzco?

Un ojo es negro y el otro luz
no recuerdo si se derriten
cuando tocan la compuerta
de mi útero.

En silencio descompongo
la bufanda que una vez tejí
con tu pelo.

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