busco la forma de hacerme pequeña,
creí haber visto algo revelador,
puede ser nada más que grasa para cuero.
Mi cabeza está a tres dedos de tus ojos,
demasiado cerca,
abrasadora realidad.
¿O estoy en un bosque de robles,
jovencitos,
alarmada con su vaivén ventuzco?
Un ojo es negro y el otro luz
no recuerdo si se derriten
cuando tocan la compuerta
de mi útero.
En silencio descompongo
la bufanda que una vez tejí
con tu pelo.
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