5 ago 2016

Viaje


Un grito ahogado,
 bajan las frecuencias del sonido, 
mientras los colores atormentan mis convulsiones, 
tan solo soy una molécula. 
Mi ser se comprime al más ínfimo grado de conciencia, 
soy consciente, de la geometría en la cual estoy/estamos sumidos, 
hundidos, inmersos, atravesados. 
En este mar de infinitas posibilidades, realidades y perspectivas, 
mi boca incapaz de manifestar palabras, 
mi mente abandonada a un viaje 
donde sólo me preocupa la intención y la geometría... 
me despedazo, me des-pertenezco, 
soy una bola flotando en una materia o sustancia cambiante, 
no distingo nada más que el movimiento constante, 
esa es mi única certeza... 
no pertenezco a mis padres, ni a mi cuerpo, 
ni al tiempo ni al espacio, no pertenezco a los hombres, 
ni a mi patria ni a mi matria, ni a América ni al catolicismo, 
ni aquí ni allá, ni mujer ni hombre, ni viva ni muerta, 
pertenezco a la intención, a la intuición y a mi instinto de bien, 
me he abandonado en las aguas del subconsciente.

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